POR FRANCISCO SÁNCHEZ YASCARIBAY
¿Ha sido eficiente y eficaz el modelo de gestión
de la empresa EAPA San Mateo? ¿Se ha desterrado la politiquería de la empresa y
el despilfarro? ¿Cuánto gasta en publicidad la empresa? ¿Ha recibido apoyo financiero
de los gobiernos de turnos para prestar un adecuado servicio de agua potable?
¿Ha existido política institucional para precautelar que el estiaje del río
afecte la distribución del servicio de agua? ¿Cuánto se ha reducido la cartera
vencida de pago del servicio de agua potable? ¿Es limpia y de calidad el agua que recibimos?
¿Quién debe responder por todo el
perjuicio que causa la falta de agua en Esmeraldas? ¿Será necesario liquidar
esta empresa para dar surgimiento a una nueva?
Hace 19 años, se creó por ministerio de la ley, la EAPA San Mateo, con la esperanza de garantizar un buen servicio del suministro de agua potable a la población esmeraldeña, y desterrar la inoperancia, la politiquería y el clientelismo, de la misma.
Los efectos del modelo de gestión implementado
por la empresa, nos demuestra que esta
institución, ha sido, un fracaso. Y el fracaso en realidad no ha sido por falta
de dinero. Pues, desde su creación, pingüe
suma de recursos económicos ha recibido la EAPA San Mateo de cada gobierno de
turno. Sólo el actual gobierno del Eco. Rafael
Delgado, ha entregado alrededor de 26 millones de dólares para atender los
mismos problemas que en sus momentos oportunos, los administradores de la EAPA,
solicitaran a los anteriores gobiernos.
Con la salvedad del caso, muchos de los
presidentes ejecutivos de la EAPA San Mateo, nombrados a dedo, sin la suficiente
experiencia, creatividad, perspicacia y compromiso social, no han conducido la
empresa por los principios de: lo apropiado, calidad,
eficacia y eficiencia. Fruto de aquello,
vemos una empresa que sigue hundida en el fango de la inoperancia. La empresa continua
convertida en un instrumento de promoción y carrera política, un espacio al culto
a la personalidad, despilfarro y demagogia. Un barril sin fondo que se ha
constituido en un cáncer social que urge extirpar de raíz.
Señores, el agua es un derecho fundamental
irrenunciable, no se puede bajo ningún pretexto restringirse su acceso, ni debe
proveerse este líquido vital sin garantizarse que sea un producto de calidad, y
sin aplicar métodos de prevención de la contaminación y estrategias de control
y restauración de las fuentes de provisión, captación y distribución del agua.
Ya basta de seguir permitiendo que nuestra
población infantil se sume al 1,5 millones de la población de niños menores de
cinco años que mueres anualmente a causa de enfermedades trasmitida por el
agua, o que sigamos siendo parte de esos 884 millones de personas que no tienen
acceso al agua potable. Basta de seguir dejando actuar al libre albedrio a esta
institución con su equipo de funcionarios que han demostrado inexperiencia y
negligencia en la gestión e irresponsabilidad administrativa.
Es hora de exigir justicia. La norma
constitucional así lo establece: Art 11, numeral 9, expresa: “El Estado, sus
delegatarios, concesionarios, y toda persona que actúe en ejercicio de una
potestad pública, estarán obligados a reparar las violaciones a los derechos de
los particulares por la falta o deficiencia en la prestación de los servicios
públicos, o por las acciones u omisiones de sus funcionarias y funcionarios y
empleadas y empleados públicos en el desempeño de sus cargos…” Art. 233.-
“Ningún servidora ni servidor público estará exento de responsabilidades por
los actos realizados en el ejercicio de sus funciones, o por sus omisiones, y
serán responsables administrativas, civil y penalmente por el manejo y
administración de fondos, bienes o recursos públicos”.
Siendo que los derechos son justiciables y que
“el más alto deber del Estado consiste en respetar y hacer respetar los
derechos garantizados en la Constitución”. El defensor del pueblo debe actuar
de oficio y proceder a plantear una demanda en contra del Estado, que con estas
actuaciones de indiferencias ante sus funcionarios, está contribuyendo a la
cultura de violencia, inoperancia, impunidad y frustración social e ilegitimidad
institucional.
Pienso, que aunque la norma constitucional
faculta al gobierno municipal de prestar el servicio público del agua potable,
no hay que olvidar las lecciones aprendida durante todas estas décadas de
administración y funcionamiento de las empresas de agua potable que hemos
tenido en Esmeraldas (EMAPYA – EAPA). Creo, por la experiencia que hemos vivido, que
se debe constituir una empresa que no esté
bajo el control del GAD del cantón ni
del gobierno. Hay que crear una nueva estructura empresarial, que enfoque su
gestión y administración de manera sistémica, que rompa esquemas mentales de
prejuicios, paternalismo e inoperancia. Una empresa tripartita (Gobierno, GAD y sociedad civil) constituida
por un consejo de agua, en donde cada
miembro sea accionista. Facilitándosele a los trabajadores y a sectores
sociales del pueblo tengan acceso a la compra de acciones. Así el pueblo y los
mismos trabajadores, al interior de ella, podrán garantizar la sostenibilidad y
tener fuerza política en la toma de decisiones y fiscalización de la misma.
La junta de agua y accionista que se crea en la
nueva empresa, contando con la veeduría del Consejo Nacional de Participación,
deberá nombrar un administrador o administradora y equipo técnico,
seleccionados de un concurso de mérito y oposición. El administrador debe
entregar una póliza de garantía por el manejo administrativo, técnico y económico
de la institución, la misma que deberá ser ejecutada, cuando, como consecuencia
de sus actos, se proporcione un servicio ineficiente y vulnere derechos
constitucionales, sin perjuicio de iniciársele una acción procesal. Así
acabaremos con el compadrazgo, la politización y la inoperancia, y daremos
surgimiento a un nuevo enfoque de administración, gestión y responsabilidad
social empresarial.
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