martes, 8 de diciembre de 2009

100 meses de administración municipal

Cien meses de administración municipal

Y el cambio qué

Por: Francisco Sánchez Yascaribay

Cuando ha pasado 100 meses de administración municipal del Gobierno Local del cantón Esmeraldas, se justifica hacer un análisis evaluativo del enfoque de gobierno y modelo de desarrollo que se ha implementado durante todo este tiempo para ver que cambios se han dado.

Más que la virtud y el mérito, la fortuna llevó al señor Ernesto Estupiñán al solio municipal en el año 2000. El infortunio y el deseo de ver cambios estructurales en el enfoque de desarrollo y modelo de gobernabilidad, hizo que el pueblo mudara su inclinación electoral hacia él. Un pueblo frustrado, desilusionado, sin sólida formación ideológica y política, y sin perspectiva histórica, busca siempre desesperadamente cualquier “redentor” que lo salve de su infortunio. Aunque después se arrepienta.

Entrando en materia referente a ver que tanto se ha cumplido la esperanza del pueblo esmeraldeño en estos 100 meses de administración, llego a la conclusión que este gobierno local no ha logrado ha plenitud resplandecer con la virtud de un buen gobernante, ni ha demostrado esfuerzo para realizar un gran cambio estructural en el enfoque de desarrollo y modelo de gobernabilidad del que tanto los esmeraldeños añoran. Lo afirmado lo podemos sintetizar en lo siguiente:

Las actitudes y los supuestos sobre el modelo de gobierno y enfoque de desarrollo que ha aplicado la administración municipal, ha sido casi el mismo enfoque que usaron en su época los políticos tradicionales: Carlos Saúd, Francisco Mejía Villa, Homero López Saúd, Iván Iturburo, entre otros. El de creer que la permanencia en el poder se sustenta dejando a un lado la virtud y fraccionando al pueblo, comprando conciencia, incumpliendo promesas, promoviendo la demagogia y el paternalismo. También, creyendo que el fin del desarrollo es lograr realizar una que otra obrita de infraestructura sin medir su impacto y utilidad. Además, sin entender la importancia de aplicar la justicia social en cada acción de gobierno.

El Plan de Desarrollo municipal elaborado hace siete años con auspicio internacional, no ha tenido un gran impacto en el desarrollo local del municipio de Esmeraldas; por un lado, duerme en el olvido, y por otro, no logró generar una sinergia e interacción interinstucional, ni empoderamiento social. Pues, en primer lugar se miró a los ciudadanos como simple receptores de beneficios; y, los roles o papeles que debía jugar cada actor del desarrollo local no fueron debidamente examinado, ni indagado la utilización de los recursos, la pauta de planificación, los métodos de ejecución, seguimiento y la definición de políticas públicas.

La compra del voto y entrega de favores para obtener la mayoría en el seno del concejo municipal, según se lo denunciaban por los pasillos públicos, al parecer fue aplicada. La concesión de la recolección de la basura para pagar favores electorales a su seguidores, se dio. El desconocimiento de las conquistas laborales, así denunciado por los trabajadores municipales, y, la ejecución de obras ornamentales como estrategia de promoción política, también se adopto.

En aspecto medio ambiental, ha sido un permanente cómplice y violador de la constitución. La norma constitucional de 1998 como la del 2008, faculta garantizar a las personas su derecho de vivir en un ambiente sano. También obliga a todas las personas que actúan en ejercicio de una potestad pública a reparar las violaciones de los derechos de los particulares por la falta o deficiencia en la prestación de los servicios públicos. Hasta ahora, todas las aguas servidas de los sectores altos y bajos de la ciudad continúan arrojándose sin piedad alguna al río. Que decir de la Refinería, la planta Termoeléctrica, las lubricadoras y de las gasolineras, que están provocando fuerte estrago de contaminación en la ciudad. El Municipio no ha hecho respetar la Ley de Hidrocarburo que prohíbe el funcionamiento de gasolinera en áreas pobladas. Tampoco ha definido política pública sobre el manejo de aguas servidas e industriales. El río muere y junto con él los pobladores que habitan en sus orillas, a vista y paciencia de las autoridades.

Imitando a los políticos tradicionales que captaban los medios de comunicación para controlar la libertad de expresión de los ciudadanos y desinformarlos con sus “éxitos administrativos”. Este gobierno local ha seguido el mismo rumbo. Ha gastado cuantiosa sumas de recursos económicos, debilitando el presupuesto municipal en la promoción de su imagen como quien aspira se le rinda culto por su accionar administrativo. También en hacer creer al pueblo que vivimos en una ciudad de la mil maravilla.

En el pasado el señor alcalde, cuando no ejercía la administración municipal, junto con sus coidiarios del MPD pintaban las paredes de la ciudad, rechazando las concesiones porque para ellos eran igual a privatización. Hoy, es lamentable verlo convertido en uno de los principales impulsores de la entrega de los bienes públicos y bienes de uso público a la empresa privada (Cementerio, Balneario de las palmas, camal municipal, Terminal terrestres, etc.), sin que estas privatizaciones o concesiones representen gran utilidad al municipio. Al menos así se ha denunciado por los medios de prensa. También se ha envuelto en escándalo por la presunción de irregularidades en el manejo del proyecto “PLAN DE REPARACION AMBIENTAL Y SOCIAL DEL RIO TEAONE Y EL ESTUARIO DEL RIO ESMERALDAS” del que el municipio recibió un millo de dólares. Y por el incumplimiento de la palabra de otorgar los títulos de propiedad a los comerciantes del Centro Comercial La Barraca.

El dejarse absorber por la fantasía e ilusión de haber construido la ciudad de la maravilla, desorientó a vuestro alcalde, que al parece no le hizo comprender una verdad: “la naturaleza de los pueblos es mudable y es fácil de convencerle de algo, pero difícil mantenerlos en su convicción”. El pueblo creía en el cambio, cree en un cambio y cuando ve que sus anhelos no se han cumplido, es implacable. Así lo han expresado los últimos resultados electorales, al juzgar la administración municipal. Aunque la votación obtenida por los sufragantes le haya permitido continuar un periodo más al alcalde Ernesto Estupiñán, no lo legitimiza en el poder. Pues apenas ha obtenido el 16% del respaldo de la población total de electores del cantón Esmeraldas, que según el Consejo Nacional Electoral, es de 139.234 votantes. El cantón Esmeraldas tiene trece unidades territoriales entre urbanas y rurales, y él actual alcalde sólo en cuatro ganó las elecciones, de las cuales tres de ellas, cuentan con una población sufragante minoritarias que fluctúan entre 1500 a 2000 electores cada una. Es decir que vuestro alcalde, perdió en el 69% de las unidades territoriales y apenas cuenta con el respaldo de una pequeña minoría de la población electoral.

Esta falta de legitimidad del poder, debe llamar a la reflexión al señor alcalde Ernesto Entupiñán para hacer una autoevaluación para el aprendizaje sobre su gestión, enfoque de desarrollo y estilo de gobierno. Creo que debe oxigenar su equipo de trabajo que está constituido en su mayoría por mercenarios y aduladores políticos que ayer, como mesalina trabajaron para los tartufos políticos del pasado. Pienso que debe tener confianza en su propia gente, buscar entre las bases de su partido a los ciudadanos con mayores méritos y virtudes, que no hayan perdido el rumbo del marxismo. Creo también que el alcalde, debe acercarse y convivir con el pueblo sus realidades para entender su idiosincrasia y comprender sus necesidades. Debe fortalecer la participación política del pueblo y constituir en cada barrio un equipo de asesores para su gestión. Debe abandonar todo tipo de prejuicio y dejar de invisibilizar o menos preciar a los otros sectores. Es hora de saber escuchar y cumplir con las aspiraciones del pueblo. Es hora de pensar y ver a Esmeraldas como un organismo vivo, que depende de la interacción de cada una de los actores sociales e instituciones para garantizar el bienestar de todos. Es hora de recuperar la confianza. Y, como decía un gran Maestro espiritual: “Desprendeos de la vestidura de la vanagloria y despojaos del atavío de la arrogancia”. He allí su reto señor alcalde.



Esmeraldas, 8 de diciembre del 2009.