jueves, 3 de octubre de 2013

POR LO FUERO DE LA IDENTIDAD HISTÓRICA ESMERALDEÑA

POR FRANCISCO SÁNCHEZ YASCARIBAY.

El 29 de septiembre de 2013, por el diario El Telégrafo, sin rigurosidad histórica y con el propósito de desvirtuar y renegar la real motivación de la Guerra de Concha,  se publica un artículo intitulado “Centenario de la Guerra más cruel” de autoría del señor Gustavo Pérez Ramírez.

 El Artículo del señor Pérez Ramírez, entre otras cosas, expresa que: la Guerra de Concha, está mal denominada. Que Concha fue un “latifundista esmeraldeño”. Que la acción armada del 24 de septiembre de 2013, fue una lucha étnica de un pueblo hermano habido de libertad.  Que “la historiografía oficial endosa sin más el legado histórico a Carlos Concha y esquiva la presencia de los comandantes  Federico Lastra y Hermógenes Cortés”. Además afirma que el Coronel Luis Vargas Torres participó en  la Guerra de Concha. A ello es necesario aclarar y comentar lo siguiente:

Es lamentable que el prejuicio, acompañado de una falsa reivindicación racial, impida apreciar a plenitud la dimensión y grandeza  de la más noble y digna  gesta revolucionaria, liderada por el librepensador, Coronel Carlos Concha Torres. 

Los registros históricos nos recuerdan, que por lo general las minorías creativas  han sido las que han generado con su visión trascendental,  los cambios en el transitar de la convivencia humana. Los pueblos han buscado y seguido a sus redentores que se han encontrado en las minorías creativas, cuando estos se han conectados con sus aspiraciones  y valores. Fue el pueblo, reconociendo los valores, principios y  liderazgo de Carlos Concha, quien llegó a denominar a la incursión, Guerra de Concha.   

Con respecto al peyorativo “latifundista esmeraldeño”, no hay registro que señale a Concha como un latifundista, explotador, esclavista, sin conciencia ni sin compromiso social con los excluidos, como se pretende insinuar con el uso del peyorativo. Por el contrario, existen registros que nos hablan de la gran valía espiritual de Concha. El transitar histórico de Concha ha estado guiado por su conciencia y principio humanista, más allá de su pigmentación de piel. Su gran liderazgo catalizó, despojándose de bienes materiales, la lucha por los derechos de las personas, sin miramiento alguno de su condición racial y social.

Con relación a la etnicidad de la guerra y su motivación, cabe recordar que la Guerra de Concha, no fue una acción armada de un grupo  étnico  en particular, con motivación reivindicativa étnica. La Guerra de Concha fue una acción patriótica con la participación mayoritaria de un pueblo culturalmente diverso, que  iluminado  bajo el faro de la honra, la dignidad y solidaridad, tomaron las armas para exigir sanción contra los asesinos de Alfaro, defender la heredad territorial y  frenar las olas de corrupción placista. Vale recordar que  Esmeraldas desde siempre fue y es, un jardín social multicultural, que desde antes de la colonia estuvo habitada por pueblos extinguidos por  el coloniaje, como: los Capaces, Atacames, Niguas,  etc.   

Es errado afirmar que  “la historiografía oficial endosa sin más el legado histórico a Carlos Concha…”. Por el contrario, la historiografía oficial desde siempre ha pretendido apagar el fulgor del verdadero significado de la gesta revolucionaria del 24 de septiembre de 1913, difamando a Concha, como a Hermógenes Cortez y al mismo Federico Lastra, a quien lo han señalado como el más feroz sanguinario.

Vale aclarar también que el Coronel Luis Vargas Torres, nunca estuvo involucrado en la Guerra de Concha, pues él había sido asesinado el 20 de marzo de 1887 en Cuenca.

No nos prestemos a renegar la Guerra de Concha ni ayudemos a confundir a las generaciones que requieren sentirse orgullosa de su identidad histórica. La Guerra de Concha es parte de nuestra identidad que debemos valorar y respetar.

Aliento a los jóvenes a buscar la verdad, pues ella es una de las virtudes que engrandece al hombre. Que el verdadero buscador, emprende su camino, despojado  de todo apego confuso y efímero, de todo amor u odio para evitar caer en el error. 

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