POR FRANCISCO SÁNCHEZ YASCARIBAY.
El 29 de septiembre de 2013, por el diario El Telégrafo,
sin rigurosidad histórica y con el propósito de desvirtuar y renegar la real
motivación de la Guerra de Concha, se
publica un artículo intitulado “Centenario de la Guerra más cruel” de autoría
del señor Gustavo Pérez Ramírez.
El Artículo del señor Pérez Ramírez, entre otras cosas, expresa que: la
Guerra de Concha, está mal denominada. Que Concha fue un “latifundista esmeraldeño”. Que la acción armada del 24 de septiembre de 2013, fue una lucha
étnica de un pueblo hermano habido de libertad. Que “la historiografía oficial endosa sin más
el legado histórico a Carlos Concha y esquiva la presencia de los
comandantes Federico Lastra y Hermógenes Cortés”. Además afirma que el
Coronel Luis Vargas Torres participó en la
Guerra de Concha. A ello es necesario aclarar y comentar lo siguiente:
Es
lamentable que el prejuicio, acompañado de una falsa reivindicación
racial, impida apreciar a plenitud la dimensión y grandeza de la más noble y digna gesta revolucionaria, liderada por el
librepensador, Coronel Carlos Concha Torres.
Los registros históricos nos recuerdan, que por lo general las minorías
creativas han sido las que han generado
con su visión trascendental, los cambios
en el transitar de la convivencia humana. Los pueblos han buscado y seguido a sus
redentores que se han encontrado en las minorías creativas, cuando estos se han
conectados con sus aspiraciones y
valores. Fue el pueblo, reconociendo los valores, principios y liderazgo de Carlos Concha, quien llegó a
denominar a la incursión, Guerra de Concha.
Con
respecto al peyorativo “latifundista esmeraldeño”, no hay registro que señale a
Concha como un latifundista, explotador, esclavista, sin conciencia ni sin
compromiso social con los excluidos, como se pretende insinuar con el uso del peyorativo. Por el contrario, existen registros que
nos hablan de la gran valía espiritual de Concha. El transitar histórico de
Concha ha estado guiado por su conciencia y principio humanista, más allá de su
pigmentación de piel. Su gran liderazgo catalizó, despojándose de bienes
materiales, la lucha por los derechos de las personas, sin miramiento alguno de
su condición racial y social.
Con relación a la etnicidad de la guerra y su motivación, cabe recordar que
la Guerra de Concha, no fue una acción armada de un grupo étnico
en particular, con motivación reivindicativa étnica. La Guerra de Concha
fue una acción patriótica con la participación mayoritaria de un pueblo
culturalmente diverso, que
iluminado bajo el faro de la honra,
la dignidad y solidaridad, tomaron las armas para exigir sanción contra los
asesinos de Alfaro, defender la heredad territorial y frenar las olas de corrupción placista. Vale
recordar que Esmeraldas desde siempre
fue y es, un jardín social multicultural, que desde antes de la colonia estuvo
habitada por pueblos extinguidos por el
coloniaje, como: los Capaces, Atacames, Niguas, etc.
Es errado afirmar que “la historiografía oficial endosa sin más el
legado histórico a Carlos Concha…”. Por el contrario, la historiografía oficial desde siempre ha pretendido apagar el fulgor del
verdadero significado de la gesta revolucionaria del 24 de septiembre de 1913,
difamando a Concha, como a Hermógenes Cortez y al mismo Federico Lastra, a
quien lo han señalado como el más feroz sanguinario.
Vale aclarar también que el Coronel Luis Vargas Torres, nunca estuvo
involucrado en la Guerra de Concha, pues él había sido asesinado el 20 de marzo
de 1887 en Cuenca.
No nos prestemos a renegar la Guerra de Concha ni ayudemos a confundir a las generaciones que requieren sentirse orgullosa de su identidad histórica. La Guerra de Concha es parte de nuestra identidad que debemos valorar y respetar.
Aliento a los jóvenes a buscar la verdad, pues ella es una de las virtudes que engrandece al hombre. Que el verdadero buscador, emprende su
camino, despojado de todo apego confuso
y efímero, de todo amor u odio para evitar caer en el error.
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