miércoles, 16 de octubre de 2013

EVANGELIO OPROBIOSO CONTRA LA GUERRA DE CONCHA



POR FRANCISCO SÁNCHEZ YASCARIBAY.

Con sorpresa he leído los artículos del señor Gustavo Pérez Ramírez, intitulados: “Centenario de la guerra más cruel”, publicados en el diario El Telégrafo, con fecha 29 de septiembre y 13 de octubre de 2013, y me percato que entre líneas  y a la ligera, alejado a la realidad, se atreve  a tergiversar la real motivación de la guerra de Concha y a calificar la misma de “guerra despiadada”. Buscando con el evangelio bárbaro, rasgar con afrenta la identidad histórica de Esmeraldas y provocar un sentimiento de culpabilidad y vergüenza por la noble gesta revolucionaria, en la juventud.

Para nadie es desconocido que a raíz del vil y cruel asesinato de Alfaro y sus leales compañeros, el pueblo ecuatoriano sufrió uno de los más grandes traumas que registra la historia. Que a partir de enero de 1912, se agudizó la crisis social y empezó a decaer abruptamente, los valores humanos. El pueblo vivía bajo un régimen que llegó al poder lleno de codicia y sangre. Un gobierno que no tenía miramiento en pretender vender parte de nuestro suelo patrio por ambición  y sed de poder. En definitiva, se vivía en medio de un estadio histórico desafiante, que demandaba de una respuesta para retomar los principios  y más valores trascendentales. Y,  fue el pueblo esmeraldeño, liderado por Carlos Concha Torres, a quien le tocó asumir el reto y responder el desafío histórico con dignidad.  La guerra de Concha fue una respuesta de un pueblo culturalmente diverso frente a los actos de tiranía, barbarie, corrupción y crímenes cometidos por Leonidas Plaza Gutiérrez. No fue una guerra de un grupo étnico en particular ni su motivación esencial fue étnica, como  pretende insinuar la fuente del señor Gustavo Pérez Ramírez.  Tampoco fue una guerra de guerrilleros autómatas, viles, sanguinarios, sin raciocinio y sin conciencia crítica, como para darle a la guerra de Concha el calificativo de "guerra despiadada". La guerra en sí, fue un acto de nobleza, hidalguía y valor. Fue una acción necesaria para tratar de coadyuvar a  la construcción de la paz y  empezar erigir un nuevo proceso de resarcimiento de los valores humanos y bienestar del país. 

Tal como algún momento el tirano Leonidas Plaza Gutiérrez, explotara inicuamente la muerte del coronel Enrique Valdez Concha, para desprestigiar la gesta revolucionaria de Concha, el señor Gustavo Pérez Ramírez, pretende oprobiosamente utilizarla para cuestionar el liderazgo del coronel Carlos Concha y la denominación de la guerra.  A ello, vale decir, el hecho de que Enrique Valdez Concha, sobrino de Carlos Concha, guiado por su propio modelo mental e intereses, haya combatido contra Carlos Concha y haya muerto combatiendo, no quiere decir que es inapropiado denominar la acción popular “guerra de Concha”, ni cuestionar el liderazgo de Concha por no haber tenido un liderazgo absoluto. El liderazgo absoluto no existe,  habida cuenta que no se conduce objetos, sino ciudadanos valiosos con capacidades de discernir y trascender y con significativo aporte a la causa. Carlos Concha en realidad nunca tuvo un liderazgo absoluto y no por ello se debe cuestionar  su mérito y rol de líder dentro de la lucha armada, ni mucho menos cuestionar su denominación, sin tener argumentos validos.

Con respecto a Enrique Valdez Concha, vale recordar que este coronel, que pese a pregonar haber tenido  amistad y lealtad incondicional con don Eloy Alfaro y Pedro J. Montero, se puso al frente de los malsanos intereses de Leonidas Plaza Gutiérrez, aquel  que conspiró y asesinó a Eloy Alfaro.  Recordemos que Valdez Concha, formó parte del Consejo de Guerra que terminó descuartizando e incinerando y arrastrando el cadáver de Pedro J. Montero.  Recordemos también,  que  soldados del ejército “constitución” de la que formaba parte el coronel Valdez Concha, saquearon, asesinaron y violaron a gentes indefensas del poblado de Rioverde.  Él, en definitiva defendía  el oprobio, la afrenta a la patria. Los conchistas, la dignidad, la justicia y el honor. Por el honor y la dignidad, se vive o se muere, ese es un desafío humano. 


Esmeraldas, 16 de octubre de 2013.

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