viernes, 23 de abril de 2010

Esmeraldas, joya bendita.


Esmeradas, paraíso que he habitado desde 1961 hasta el presente, es una bella y prodigiosa tierra, de gente muy hospitalaria, amable, solidaria, alegre, apacible y sencilla.
Posee mucha riqueza ictiológica y minera, hermosos balnearios, el manglar más grande del mundo, tierras muy fértiles, reservas ecológicas, puertos y aeropuerto.

Aunque, como vemos, cuenta con una diversidad de potencialidades y recursos, sufre el embate de un sistema social y económico excluyente, que mantiene a Esmeraldas con los más altos porcentajes de necesidades básicas insatisfechas, frustración política, analfabetismo, desempleo, inseguridad ciudadana, corrupción, destrucción de sus bosques y manglares, y con más del 45% de la población viviendo en extrema pobreza económica.

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