Es
irónico ver una gran masa de pueblo acongojarse, ante la partida
predestinada de aquellos “mesías caritativos”, bailarines políticos
con aroma de manipulación e inoperancia. Olvidando los efectos de la
pésima conducción de los formadores de autómatas y “pedagogos” de la
gobernanza clientelar; inconscientes, tratan de inculcar a las nuevas
generaciones, rendir culto y admiración
por los exterminadores de ilusiones, esperanzas y fe por un bienestar
colectivo. Treinta y cinco años perdidos, son imperdonables.
“Si
los pueblos se aprovecharan de las indagaciones de la historia e
investigaran las causas de su decadencia, propicia les fuera la suerte
que les señala la naturaleza; pero inconscientes, o indiferentes a su
bienestar y progreso, se dejan arrastrar por los perversos hasta caer en
el abismo”. Luis Vargas Torres.
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