sábado, 5 de abril de 2014

NADA PERSONAL

 Es irónico ver una gran masa de pueblo acongojarse, ante la partida predestinada de aquellos “mesías caritativos”, bailarines políticos con aroma de manipulación e inoperancia. Olvidando los efectos de la pésima conducción de los formadores de autómatas y “pedagogos” de la gobernanza clientelar; inconscientes, tratan de inculcar a las nuevas generaciones, rendir culto y admiración por los exterminadores de ilusiones, esperanzas y fe por un bienestar colectivo. Treinta y cinco años perdidos, son imperdonables. 

“Si los pueblos se aprovecharan de las indagaciones de la historia e investigaran las causas de su decadencia, propicia les fuera la suerte que les señala la naturaleza; pero inconscientes, o indiferentes a su bienestar y progreso, se dejan arrastrar por los perversos hasta caer en el abismo”. Luis Vargas Torres.

Décalogo de un buen Alcalde, Jordi Borja

Tomado del Tomo 3 guía para un Buen Gobierno Municipal, 2004, México


Nunca debo olvidar que soy un representante del pueblo y como tal, debo representar sus aspiraciones y esperanzas. 

Debo ser siempre honesto estar dispuesto a trabajar al servicio de todos, particularmente los más necesitados, como son los indígenas, los trabajadores y los sectores populares, ya que son ellos quienes más necesitan una nueva política municipal. 

Debo actuar con serenidad y eficacia, no ser demagogo, ni hacer promesas que no pueda cumplir. 

Debo ser accesible y estar abierto a todos los ciudadanos, demostrar como autoridad municipal mi voluntad a trabajar al servicio de todos y con todos. 

Debo demostrar con hechos y a corto plazo que es posible hacer una gestión eficaz, eficiente y democrática. Proponer de inmediato un plan de trabajo y empezar a realizarlo, estableciendo con claridad los objetivos que se quieren cumplir al año y a los tres años, para que después se evalúe y juzgue, buscando que a los tres meses se pueda notar que algo ha cambiado. 

Debo trabajar intensamente para sanear las dependencias del gobierno municipal, erradicando la corrupción, la ineficacia, el clientelismo político y los cacicazgos, y al mismo tiempo fortalecer el Cabildo. Debo realizar una administración clara y transparente para todos los ciudadanos, donde se trabaje con eficiencia y se reciba con atención; entonces así se podrá exigir de todos los ciudadanos, la misma claridad, honestidad y educación cívica. 

Debo hacer del gobierno municipal un instrumento al servicio de la comunidad, y no al servicio de caciques, grupos de presión, grandes empresarios o especuladores de todo tipo.

Debo trabajar por reconstruir las comunidades, los barrios, los pueblos y las ciudades, para que en ellas se pueda vivir dignamente en un marco de justicia, legalidad, tolerancia, respeto y equidad. 

Debo ser consciente de que la política municipal no la hace sólo el Presidente Municipal, ni tampoco es monopolio de los técnicos y especialistas. La política municipal debe hacerla el conjunto de los ciudadanos, de manera directa o a través de diversas formas de organización y asociación comunitaria. 

Debo trabajar para abrir y descentralizar la administración pública, buscando la participación de los legítimos representantes de las comunidades y de los distintos sectores o intereses ciudadanos, con la conciencia de que nadie es poseedor exclusivo de la verdad, y por lo mismo, saber asumir los conflictos con sectores ciudadanos como signo del fortalecimiento de la sociedad civil. 

Debo ser consciente de la gravedad de los problemas y de los obstáculos a superar, entendiendo que la tarea del Presidente Municipal, no es sólo administrar los recursos públicos, sino combatir de frente el centralismo, el autoritarismo y el interés particular, cuando éste se quiere imponer sobre el interés público, estimulando la movilización y la organización de los ciudadanos, ya que ésta es la fuerza más importante del Municipio.

Debo superar la visión estrecha y localista y trabajar por la democratización del municipio, como un medio para reconstruir el país y organizar un nuevo Estado, basado en las autonomías municipales y en la participación ciudadana; donde el municipio desarrolle una política que se apoye en las aspiraciones y demandas de la población consciente y activa. 

Debo dar ejemplo haciendo del Ayuntamiento un organismo irreprochablemente democrático, que elimine el personalismo y la concentración de poderes en el Presidente, poniendo al Cabildo en primer plano, abriéndolo a la ciudadanía y hacer del Ayuntamiento una institución pública con capacidad de acción, con autonomía y dirigido por el conjunto de los elegidos. 

Para tener un Ayuntamiento democrático debo proponer una nueva ciudad y una vida solidaria que termine con las injusticias y las marginaciones. El Cabildo debe representar la vieja aspiración de los mejicanos de construir un municipio libre; por lo cual, debo ser un Presidente democrático y saber gobernar con todos y para todos, permitiendo la expresión de la diversidad de ideas que conviven en los municipios de México, sólo así podré sentir realmente, que estoy sirviendo al pueblo de mi país.